martes, 18 de junio de 2019

Las personas hacen grandes los pueblos

El día de San Antonio, 13 de junio, inauguramos las salidas del Taller de Empleo para "descubrir" la comarca. ¡Y vaya si está siendo un descubrimiento! Eduardo (el conductor) nos recogió en la Fuente de los Ocho Caños a los 12+1. No es superstición, es la definición del grupo puesto que a los 10 trabajadores del taller, nuestra profesora y nuestra directora se sumó Ana Urgel. Es nuestra guía en aspectos prácticos relacionados con los recursos turísticos de la comarca Comunidad de Calatayud. Después de unos días de hacer trabajo de hormiguitas en el aula buscando datos, referencias y documentación sobre los recursos, productos, actividades y servicios turísticos de varios pueblos tocó salir al terreno y comprobar la realidad de todo lo anotado en nuestras fichas.

Agradecimos pasar de jornadas de seis o siete horas diarias delante de la pantalla del ordenador a una jornada al aire, al sol y en contacto con vecinos de El Frasno, Paracuellos de la Ribera y Sabiñán a los que había localizado Ana. Nosotros somos gente hecha y derecha que, subidos en el microbús, parecía un grupo de estudiantes de bachillerato; como chicos de excursión.

En El Frasno, primera parada, recogimos a Raquel, la joven alcaldesa del municipio, que nos acompañó hasta la pedanía de Pietas para visitar la gran ermita de la Virgen de Pietas. Allí comprobamos las dificultades de conservación del patrimonio y, sobre todo, las historias. Historias o leyendas trasmitidas de mayores a jóvenes delante de los retablos o de las placas de los enterramientos y que le dan un plus especial y genuino a las piedras. Del paisaje "alpino" de Pietas marchamos a El Frasno en un momento de preparativos de la feria de la Cereza que se iba a celebrar ese mismo fin de semana. Raquel nos dio acceso a la nueva iglesia (la vieja se perdió tras una terrible tormenta) y luego a la torre-campanario que queda del viejo templo. Algunos subimos los muchos peldaños que ninguno contamos por puro optimismo y la escalera de mano que lleva a la repisa del campanario. Mejor no mirar al suelo durante la ascensión para no reparar en la cantidad de excrementos que han dejados palomas y tordos al cabo de los años. Puestos a dejar, una pareja (de aves) se dejó dos huevos sobre un peldaño. A las buenas vistas sobre el casco urbano hay que añadir la historia del campanero local que decidió tocar a mano la llamada a funeral sin distingos entre entierros de primera, segunda o tercera. Por supuesto, antes de marchar a la siguiente etapa hicimos unas compras de cerezas locales. Han durado poco. ¡Snif!

Dos huevos en la escalera de la torre de El Frasno.
¡Paracuellos de la Ribera tiene el lujazo de contar entre sus hijos y vecinos con Rosita, Visi y Carmelo! Hay que proclamarlo. El amor por un pueblo y el conocimiento de los detalles consiguen  que aquellos que vamos con un poco de curiosidad contemplemos la iglesia de San Pedro Bautista como quien ve la Catedral de Toledo. Es una maravilla comprobar cómo los pequeños tesoros se convierten en arte singular animado por la historia de las personas que los han creado, encargado y vivido. Cada uno de nuestros anfitriones aportaba su sabiduría. Supimos además que Carmelo conoció a Eleuterio Sánchez "El Lute" por casualidad y que el tiempo los unió en una amistad que aún dura. Es compositor de versos sobre Paracuellos, sus gentes y sobre otros conocidos que se pueden leer en la revista " El Villano" que edita la Asociación de Amigos de Paracuellos. La plaza con fuente en la que los mozos plantaban el Mayo hasta hace unos años nos permitió saber que las tradiciones tienen consecuencias: no todos los mayos se sujetaban de pié y alguno caía sobre las ventanas de las casas. Daños colaterales. 
Con Visi, Rosita y Carmelo en Paracuellos de la Ribera.
Empezamos en broma con lo de las piscinas pero luego ha sido algo serio. Vimos desde fuera las de El Frasno, Paracuellos y Sabiñán y son una maravilla que alguna de nosotros ha comenzado a testar. Pero esa podría ser historia para otra entrada en el blog.

Junto a don Nicolás, párroco de Sabiñán, y José Martínez, miembro de la Asociación Cultural Sabinus Sabinianus", hicimos un buen recorrido por el interior de la iglesia parroquial dedicada también a San Pedro Apóstol. Ana completaba las referencias de historia del arte, don Nicolás los detalles de la tradición religiosa y la catequesis de los retablos, mientras que José aportaba facetas de la cultura popular. Quedó una pregunta en el aire: ¿qué pasa con el busto y la copia de la Virgen del Río? 
Una parada el El Ralla para descansar piernas y refrescar gaznates nos dio impulso para subir a la ermita de San Roque. Grande, muy grande. Preguntaba José si era tan grande como la de Calatayud. Decía que no había entrado nunca en la bilbilitana y todos empezamos a alabar las dimensiones de la de Sabiñán como pardillos. Era lo que él quería porque, seguro, ha visto la de Calatayud sobre el cerro y sabe con certeza que la de su pueblo sextuplica a la de la "capital comarcal". (Ahí dejo una cosa por la otra). Nos gustó entender que, si es cierto el momento histórico en el que se data el nacimiento de San Roque en Montpelier, la ciudad hoy francesa era entonces parte de la Corona de Aragón. 
Subiendo a San Roque en Sabiñán
Un pueblo lleno de historia y de grandes casonas que hablan de nobleza y poderío. Algunas han sido víctimas del tiempo y otras han sabido resistir para maravilla de los paseantes. Es una idea buenísima haber grafiteado una obra de arte urbano en la plazoleta del palacio de los Condes de Arjillo. La impresión del viajero queda más marcada por la belleza de las alas del ángel (varios nos hicimos fotos para sentirnos como un San Rafael) que por el estado de conservación del vecino edificio. Quedamos maravillados por la traza de la decoración mudéjar de La Señoría y marchamos deseando que pronto se consigan dineros con los que rehabilitar esta preciosidad y, sobre todo, con los que encontrar la manera de volver a conservar y enseñar el cráneo del Papa Luna. ¡Ójala sea muy pronto!

Las impresiones que nos llevamos de las tres localidades no hubieran sido ni parecidas si Ana no nos hubiera facilitado la presencia y explicaciones de José, Nicolás, Carmelo, Visi, Rosita y Raquel. No son vendedores de sus pueblos. Son testigos de vida que difunden lo que han visto, lo que les han contado y los que han leído. Luchan para que nada de eso se pierda y a nosotros, humildemente, nos ha encantado tomar nota de algunas de estas historias. Esperamos poder trasmitirlas con una décima parte de su sabiduría y entusiasmo. ¡Gracias!

Alba y Jesús

1 comentario:

  1. Ole! que bien lo pasáis!!!
    Y lo que estáis aprendiendo, vais a acabar siendo unos auténticos expertos de la comarca!!!

    ResponderEliminar

The last step: el viaje de mi vida

Las paredes están otra vez vacías y tristes Mientras desaparecen de las paredes las fotos y decoraciones que han dado calor a nuestro ...